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El Curiosity avanza sobre las rocas de Marte con una rueda rota

Después de doce años rodando en Marte, es inevitable que el rover Curiosity, el más antiguo en activo de los vehículos enviados al planeta rojo, sufra sus achaques. El vehículo de la NASA de casi una tonelada de peso y tres metros de longitud aterrizó en el cráter Gale en agosto de 2012 para determinar, entre otras cosas, si el planeta albergó vida en algún momento de su pasado. Desde entonces ha recorrido unos 32 kilómetros sobre un terreno rocoso que ha desgastado profundamente sus seis enormes ruedas.

La fotografía de uno de los neumáticos, tomada por el Mars Hand Lens Imager (MAHLI) del rover el pasado 22 de septiembre, mostraba algo más que un pinchazo. Enormes agujeros y desgarros provocaron que entre los seguidores de la misión en las redes sociales surgiera el temor de que el Curiosity no pudiera seguir avanzando entre las rocas marcianas.

Sin embargo, el rover parece incombustible. La cuenta de X del Curiosity afirmaba este viernes que los daños no suponen un problema para continuar su camino y que las imágenes ayudan al equipo a controlar el desgaste. Si fuera necesario, incluso podría quitarse parte de los neumáticos y seguir rodando.

«Una de las actividades del fin de semana fue la revisión periódica de nuestras ruedas para ver cómo se comportan en el terreno accidentado. La imagen muestra la vista MAHLI de la rueda derecha central (RM), que todavía se mantiene bien a pesar de haber sufrido algunos de los peores abusos de Marte», escribió en un comunicado Ashley Stroupe, ingeniero de operaciones de misión en el Laboratorio de Propulsión a Reacción (JPL) de la NASA.

Los daños en las ruedas no son nada nuevo para el rover, que está acostumbrado a seguir adelante con agujeros y abolladuras prácticamente desde el principio de su viaje en Marte.

Las ruedas del Curiosity pasaron una serie de pruebas de longevidad en la Tierra -en principio, la misión iba a durar solo dos años y ya van doce-, pero han sido sometidas a un control de daños después de que las abolladuras y agujeros se acumularan más rápido de lo previsto en 2013. Los responsables de la misión incluso reprogramaron la ruta del rover para evitar terrenos rocosos y duros y prevenir daños mayores, pero eso no ha impedido el desgaste. En 2017, por ejemplo, una comprobación rutinaria encontró dos pequeñas roturas en una de las ruedas. A pesar de eso, «las seis ruedas en su conjunto tienen tiempo de trabajo restante más que suficiente para llevar al vehículo a todos los destinos planeados para la misión», tranquilizaron entonces desde el JPL.

Algunos de los daños del Curiosity son resultado de la fatiga al recorrer superficies de roca dura. Los pinchazos se producen por el roce con rocas puntiagudas, algo que ya se sabía que podía ocurrir y no ha sido una sorpresa para el equipo de la misión. Con todo, el rover se ha mostrado como uno de los ingenios más duros y resistentes enviados a Marte.

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